_Gracias, Prim_ exclama Gale, alegrándose con el regalo. _Nos daremos un verdadero festín._ De repente, se pone a imitar el acento del Capitolio y los ademanes de Effie Trinket, la mujer optimista hasta la demencia que viene una vez al año para leer los nombres de la cosecha.
_¡Casi me olvidaba!¡Felices Juegos del Hambre!_ Recoge unas cuantas moras de los arbustos que nos rodean. _Y que la suerte... _ empieza, lanzándome una mora.
_¡...esté siempre, siempre de vuestra parte!_ concluyó con el mismo brío.
Tenemos que bromear sobre el tema, porque la alternativa es morirse de miedo.
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