Por Rafael Olano (1º Bachillerato G)
A algunas
personas, el paso de un colegio a un instituto suele ser bastante complicado, como por ejemplo a mí:
Yo venía del
colegio Santa Rosa de Lima MM Dominicas, en el que llevaba desde que tenía tres
años, además ya tenía mi grupo de amigos formado, pero como todo lo bueno tuvo
un final. Cuando acabé 4º de la E.S.O y me llegó la hora de tomar la decisión
de que iba a hacer durante los dos siguientes cursos, se me presentaron tres
opciones, que eran: hacer un ciclo de formación profesional, estudiar
bachillerato en un colegio o estudiarlo en un instituto. Para bien o para mal,
escogí estudiar bachiller en un instituto. Al cabo de unos días, rellené el
formulario para pedir la plaza y casi al final del verano se me confirmó, que
tenía plaza en el IES Viera y Clavijo, que daba la casualidad que se encontraba
al otro lado de la autopista.
El primer día,
el de la presentación, me di cuenta de que había bastante gente de mi antiguo
colegio, algunos con los que ya me relacionaba y otros con los que casi ni
hablaba.
Cuando inicié
las clases, comencé a sentir que no estaba a gusto y empecé a pensar que quería
dejar el instituto, aunque mis padres insistieron en que le diera otra
oportunidad, aunque si soy sincero, sigue sin gustarme mucho, aunque con las
actividades propuestas desde el instituto, puedo pasar algunos buenos ratos en
los recreos.
Para acabar he
de decir que aunque no me acabe de gustar, tengo que dejar eso atrás y
conseguir seguir adelante.
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