Hoy en día
la literatura juvenil está emergiendo y volviéndose cada vez más
popular entre sus lectores (jóvenes de entre 12 y 24 años) con cada
año que pasa, inculcando a millones de chicos y chicas el hábito de
la lectura, algo que se puede considerar un gran mérito.
Y si bien es
verdad que muchos autores han conseguido con sus obras inspirar a los
jóvenes y darles buenas enseñanzas, muchos otros han hecho todo lo
contrario, haciendo que sus lectores vean comportamientos nocivos e
intolerantes como algo normal y perfectamente aceptable, como en el
caso del machismo, tema que nos ocupará este artículo el día de
hoy.
Esto no
ocurre en la mayor parte de las novelas de este género (como era de
esperar, gracias a Dios) pero muchos autores y autoras han dedicado
sus habilidades en la escritura para reflejar estos hábitos tóxicos
y normalizarlos.
Ese es, sin
duda, el problema al que nos enfrentamos: la normalización de una
situación que sufren millones de mujeres en el mundo y que conlleva
una denigración del género que en pleno siglo XXI no podemos
tolerar.
Queremos
fijar hoy nuestra atención en un ejemplo particular que refleja a la
perfección aquello de lo que nosotras (y esperemos que ustedes como
lectores también) queremos erradicar y exterminar.
Es el caso
de la novela After
de
la escritora Anna
Todd,
que nos cuenta la historia de una joven muchacha universitaria la
cual lleva una vida tranquila, o al menos hasta que conoce a Hardin,
un chico abusivo y controlador con quien comienza una relación
tóxica en todo el esplendor de la palabra.
Pero
ese no es del todo el problema de la novela. Tú, como escritor estás
en tu derecho de reflejar este tipo de comportamientos sociales
siempre y cuando especifiques que esto, simplemente, no está bien.
Los
escritores como Anna Todd, que romantizan e intentan justificar todo
esto, no tienen cabida dentro del mundo de la literatura juvenil, que
tantas alegrías nos trae a los lectores si no fuera por cosas como
After.
Desde el
comienzo de la relación entre ellos, Hardin (el protagonista
masculino) muestra una actitud dominante y posesiva con Tessa, quien
se supone que es su pareja a la cual debería respetar. A medida que
avanzamos a lo largo de estos largos y tediosos libros todo esto se
incrementa hasta llegar a un punto sin retorno donde tenemos a una
chica amenazada, humilla y controlada hasta la saciedad por un hombre
sin escrúpulos que la trata como le viene en gana.
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