lunes, 16 de noviembre de 2015

Las aulas isleñas registran más de 850 docentes agredidos desde 2008

Por Diario de Avisos (13 de Noviembre de 2015)

Unos pocos episodios menos, pero cada vez más violentos. Esta es la conclusión que se extrae del informe presentado ayer por los responsables del servicio El Defensor del Profesor del sindicato ANPE Canarias, el único en las Islas que ofrece asesoramiento y apoyo jurídico y psicológico a los docentes que son agredidos física o verbalmente en las aulas del Archipiélago. Dicho servicio, que se puso en marcha en Canarias en el año 2008, ha atendido desde entonces a 856 profesores, 149 de ellos durante el curso 2014-2015.
Según explicaron los responsables de ANPE a este periódico, en relación al ejercicio anterior, se produjo una disminución del 8% en el número de casos, pero por el contrario se constató un aumento de la gravedad de los mismos, especialmente en Secundaria, donde se produjeron episodios más virulentos de violencia verbal y física hacia los docentes. “Aunque siguen sin ser suficientes, no podemos obviar los avances conseguidos en este ámbito, tanto en disposiciones legales (Decreto 14/2011 de convivencia en el ámbito escolar de la LOMCE) como en actividades de formación, programadas y realizadas con la finalidad de mejorar las buenas prácticas para la convivencia escolar y conseguir el adecuado clima que exige el trabajo en las aulas”, recalcaron desde ANPE, quienes confirmaron que los problemas se plantean “en todos los niveles educativos no universitarios”, aunque es en la etapa de Secundaria donde se concentra la mayor parte de los casos denunciados a ANPE (62), seguida de Primaria (46) e Infantil (27).
Respecto a su distribución por provincias, de los 149 docentes atendidos por El Defensor del Profesor en Canarias el curso pasado, 70 pertenecían a la provincia de Santa Cruz de Tenerife y 79 a la de Las Palmas.
Del total de docentes que fueron asistidos, el 34% presentaba cuadros de ansiedad o depresión, o bien tuvo que coger la baja médica. La mayoría manifestó que el problema por el que acudió a este servicio le afectó “de manera muy significativa” a la hora de dar clase y también en su vida personal, e incluso en una veintena de casos la agresión acabó en los tribunales.

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