lunes, 4 de febrero de 2019

Plan lector febrero: El niño con el pijama de rayas

De pronto, y sin motivo aparente, Bruno sintió un súbito impulso de llorar. Eso lo sorprendió incluso a él, y parpadeó varias veces seguidas para que María no se diera cuenta de cómo se sentía. Aunque, cuando volvió a mirar a la criada, pensó que quizá sí había algo extraño en la atmósfera aquel día, porque ella también tenía los ojos llorosos. Todo aquello lo incomodó mucho, así que se dirigió hacia la puerta.
_¿A dónde vas?_ preguntó María.
_Afuera_refunfuñó Bruno_. Por si te interesa saberlo.
Salió despacio de la habitación, pero en el pasillo aceleró el paso y bajó la escalera a toda prisa, porque de pronto tenía la impresión de que si no salía de la casa inmediatamente se desmayaría. Unos segundos más tarde estaba fuera y echó a correr de una punta a otra del camino de casa, porque necesitaba moverse, hacer algo que lo cansara. A lo lejos vio la verja que conducía a la carretera que conducía a la estación de ferrocarril que conducía a su antigua casa, pero la idea de volver a Berlín, la idea de escaparse y quedarse solo, era aún más desagradable que le idea de quedarse en Auchviz.

El niño con el pijama de rayas, John Boyne

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